HISTORIA DEL CANTÓN ATAHUALPA.
El cantón Atahualpa, tierra linda y fértil de la provincia de El Oro. El cantón Atahualpa, se encuentra ubicado en el centro geográfico de la provincia de El Oro, y recibe su nombre en honor al último Inca, Atahualpa.
El
poblamiento del cantón Atahualpa data de tiempos incásicos y se registran
fundaciones. El origen del poblado es considerado cañarí. El primer poblado en
establecerse tomó el nombre de Pueblo Viejo y fue desplazado a la actual Paccha
por los conquistadores españoles.
Paccha
que significa “mamá de Atahualpa”, lleva este nombre en forma de ofrenda para
Atahualpa y así evitar la venganza por parte del inca ante la traición que
sufriera en las batallas que libró contra Huáscar.
Los
conquistadores españoles consideraron inconveniente este asentamiento y reubicaron
a la población a la actual Pacha. Atahualpa fue catonizada en el año de 1984,
la cabecera cantonal Paccha al ser trasladada al sector actual que
castellanizado quiere decir “Boca Abajo”. A Atahualpa se lo conoce como el
“corazón geográfico de El Oro. Es uno de los cantones más
importantes de El Oro, se conoce y finalmente Paccha esto ha dado lugar a la
riqueza arqueológica que posee Atahualpa, muestra de ello son los vestigios
en Yacuviñay lo que ha despertado el interés de turistas nacionales y
extranjeros para ser conocidos y estudiados.
La Gastronomía del cantón proviene de costumbres antiguas y entre los principales ingredientes para la preparación de sus platos típicos se encuentran: leche, azúcar, panela, productos que se obtienen de la producción agrícola del sector.
Gastronomía.
La Gastronomía del cantón proviene de costumbres antiguas y entre los principales ingredientes para la preparación de sus platos típicos se encuentran: leche, azúcar, panela, productos que se obtienen de la producción agrícola del sector.
Entre los platos más conocidos figuran: Tigrillo,
Repe, Arvejas con cuero, humitas, tamales, molido de maní, Chanfaina, seco de
gallina criolla, morcilla, arroz moro, aguardiente, cuajada con panela, palmito
con maní, caldo de gallina criolla, fritada, manjar de leche y coco, toronches,
buñuelos, chimbos, empanadas,bizcochuelos,blanqueados, bocadillos, y bebidas
compuestas con guayusa.
Límites: Al Norte con el Cantón Chilla, al Sur con el Cantón Piñas, al Este con el Cantón Zaruma, y al Noroeste con el Cantón Santa Rosa.
Costumbres y Tradiciones.
Aspectos Geográficos.
Límites: Al Norte con el Cantón Chilla, al Sur con el Cantón Piñas, al Este con el Cantón Zaruma, y al Noroeste con el Cantón Santa Rosa.
Habitantes: 6.479 aprox
Clima: Posee un clima templado con inclinación a
subandino.
Temperatura: 16° a 20° C.
Altura: 1100 a 2800 msnm.
Cantonización: 25 de abril de 1984, que es celebrado con la feria
ganadera cabalgatas y rodeo montubio.
Parroquias Urbanas: Paccha (cabecera cantonal)
Parroquias Rurales: Ayapamba,
Cordoncillo, Milagro, San José, San Juan de Cerro Azul.
Costumbres y Tradiciones: Carreras de caballos que
son celebradas en la primera semana de octubre.
Sitios Naturales: Mirador de la Santa Cruz, mirador de Daucay,
fabrica de la panela granulada, diferentes establos ganaderos, antenas de
telecomunicaciones (cerro REPEN) mina de piedras verdes, río El Salado,
Ayapamba, Barrio Apartadero (Colegio Nacional Agrícola AYAPAMBA" Mirador
del Sitio San Jacinto, Chorrera de Sambo Tambo, aguas Termales de San José,
Cascada de Cerro Azul, paisajes verdes.
Alcalde: Dr. Exar Quezada
Pérez
Costumbres y Tradiciones.
Origen
del nombre de la cabecera cantonal de Atahualpa.
Según
datos históricos inéditos dicen que la primera población en esta zona se llamó
Aripoto donde ahora se llama Pueblo Viejo.
Por
diversas circunstancias resolvieron trasladar al pueblo donde actualmente se
encuentra Paccha.
Dicen que
los pobladores de ese tiempo para alcanzar el perdón de Atahualpa, el cual
estaba muy resentido con los pobladores, porque lo traicionaron, le pusieron el
nombre de Paccha que quiere decir “mamá de Atahualpa”. Los primeros caciques
que existieron en Paccha y que gobernaron en ese tiempo fueron las familias
Nivicela y Malhaber.
El 13 de
Julio de 1709 los habitantes se trasladaron de Pueblo Viejo al lugar donde
ahora queda Paccha.
La agricultura, la ganadería, la minería son las
principales existentes. Alimenticias, pero la falta de capitales, no ha
permitido aprovechar los recursos humanos y poder así instalar industrias
aunque no a gran escala, pero son lo suficientemente importante, para dar vida
a un pueblo que ha sido bendecido por la naturaleza.
Por la falta de vías de comunicación, este cantón
ha permanecido en esta actividad sin alcanzar un desarrollo, más bien ha
sufrido un amplio retroceso, tomando en cuenta que tanto Paccha como Ayepamba,
son pueblos tan antiguos, y que como tales deberían encontrarse, en otro nivel
muy superior al actual
Turismo.
También
constituye un magnífico mirador natural, desde aquí se divisa parte de la costa
peruana y como serpentea galantemente el Río Jubones hasta desembocar en el
Pacífico. Por las noches las luces seductoras, como luciérnagas nocturnas,
riman las luces de los vehículos, con las ciudades. Los cuadros pictóricos de
singular maestría de la Iglesia Matriz.
Paccha,
es una ciudad realmente muy acogedora, esta cuenta con una infraestructura muy
buena para el turismo, cuenta con una Catedral y en su interior está
revestida con pinturas de ángeles, querubines, y las 15 estaciones de Jesús,
tiene un aspecto barroco.
Producción
La agricultura, juega un papel muy importante en lo
económico. La caña de azúcar, el café, maní, arroz, maíz, plátano, son los
principales productos que se cultivan. Además de una gran variedad de árboles
frutales como la naranja, el limón, zapote, aguacate, papaya, tomate de árbol,
piña, toronja. El pasto cubre una gran cantidad de su suelo, favoreciendo la
producción ganadera, lo que le ha permitido a este cantón, exportar a mercados
de nuestra patria.
Las montañas están cubiertas de gran cantidad de
árboles de madera como el Bellamaría,
Cedro, Nogal, Canelo, Sanón, Cascarillo, Arrayán, etc.
La agricultura, la ganadería y
la minería

Turismo.
El
Cantón Atahualpa cuenta con inmenso potencial turístico, aquí contamos las
ruinas arqueológicas de Yacubiña, otro de los atractivos es la vista panorámica
de sus montañas, cerros y la irregularidad del terreno.
Además
de constituir un hermoso paisaje, ya que son envidiables los atardeceres, la
puesta del sol en magníficos arreboles.
Si
usted visita la ciudad de Paccha, puede caminar por el centro histórico de la
ciudad que nos brinda su imponente templo y su hermosa fachada que en la parte
superior se encuentra la imagen de nuestra señora del Rosario patrona del
Cantón Atahualpa.
Además
este es uno de los lugares más importantes de la ciudad donde se convoca a la
comunidad a evocar su fe y su devoción; aparte que podemos disfrutar de la
belleza de toda su infraestructura y construcción. Como balnearios encontramos
una piscina ubicada en la Parroquia Paccha que sirve como centro turístico y
entretenimiento de sus habitantes y de los visitantes.
Además
como lugar turístico tenemos el Rió El Salado que se encuentra ubicado en la
ciudad de Paccha y el Rió Cerro Azul perteneciente la misma parroquia.
Misión
Visión
MISIÓN Y VISIÓN
Misión
“Atahualpa,
Corazón Geográfico de la Provincia de El Oro, próspero y seguro, orgullo de ser
descendencia Inca y Cañarí, con un territorio de vocación agropecuaria,
artesanal, minera y turística; cumple con un rol estratégico en la conservación
y preservación de las vertientes de agua para cantones vecinos. Cantón donde se
practica la justicia, se rescata y vive la identidad y las culturas, se garantiza
el acceso a la salud, educación y recreación, bajo principios de equidad e igualdad;
en un ambiente saludable; que coadyuvan al buen vivir de sus habitantes”.
Visión
“Que
el cantón Atahualpa, para el 2025 contribuirá a crear condiciones dignas de
vida para sus habitantes, mediante un desarrollo territorial ordenado,
equitativo y participativo activamente en la toma de decisiones sobre la
planificación, implementación, seguimiento y evaluación de un nuevo modelo de
desarrollo, basado en el manejo sostenible de su patrimonio natural y cultural.
Todo ello mediante una gestión pública eficiente, descentralizada y
transparente, con altos niveles de coordinación”.
CORO
Ensalcemos,
en tierra, tu nombre;
Atahualpa, que canta victoria
y en tu frente refulge la gloria
con la aureola de la Libertad!
ESTROFAS
Atahualpa, que canta victoria
y en tu frente refulge la gloria
con la aureola de la Libertad!
ESTROFAS
Libertad
con Honor y esperanza
alcanzó tu espartano civismo
y la acción del eterno heroísmo
hoy entonas como Himno triunfal!
alcanzó tu espartano civismo
y la acción del eterno heroísmo
hoy entonas como Himno triunfal!
Nuestro pecho se ensancha al cantarte,
Tierra noble de estirpe sagrada,
y en el alto cenit venerada
te veremos por siempre inmortal!
Tierra noble de estirpe sagrada,
y en el alto cenit venerada
te veremos por siempre inmortal!
En
jornadas de fe inquebrantable
donde aflora impoluta y ferviente
la razón que sembró la simiente,
forjaremos tu eterna unidad.
donde aflora impoluta y ferviente
la razón que sembró la simiente,
forjaremos tu eterna unidad.
Y es la Historia de Paccha-Ayapamba
y otros pueblos de nuestro terreno
que nos muestra en la fe de su puño
su altruismo, constancia y verdad!
Y en los campos por siempre fecundos
Abriremos – altivos - los surcos,
y las mieses y pródigos frutos
tejerán tu corona de paz!
Y que Dios nunca olvide tus preces
que mantenga serena tu mente,
y así erguida mostraremos la frente
como ejemplo de fe y lealtad!
Año
: 2015
CULTURAS DEL ECUADOR
Reconocidos como uno de los primeros grupos ceramistas en América, utilizaron técnicas como el acordalado en la fabricación de cerámica en forma de mujer y vasijas decoradas con motivos religiosos que sirvieron tanto para el uso doméstico.
También trabajaron la piedra en la elaboración de distintas herramientas y objetos con representaciones de seres abstractos. La concha tuvo un gran valor simbólico, las piezas elaboradas en este material fueron depositadas en los enterramientos como parte de los ajuares funerarios.
MACHALILLA
Fue un pueblo precolombino que se localizó en la zona costera de la parte sur del actual Ecuador, en las actuales provincias de Manabí y Santa Elena. Floreció entre el 1800 a. C. y 1000 a. C., aproximadamente.
y otros pueblos de nuestro terreno
que nos muestra en la fe de su puño
su altruismo, constancia y verdad!
Y en los campos por siempre fecundos
Abriremos – altivos - los surcos,
y las mieses y pródigos frutos
tejerán tu corona de paz!
Y que Dios nunca olvide tus preces
que mantenga serena tu mente,
y así erguida mostraremos la frente
como ejemplo de fe y lealtad!
Este evento se realizó en La Casa de la Cultura de la ciudad de
Machala y se mostrara algunas obras que a continuación les mostrare.
Autor: Manuel Torres Bustamante
Técnica: Lápiz sobre paspato
Dimensión : 30 x 25 cm
Año:
2009
Autor: Andrés Izquierdo
Kotshioukov
Técnica:
Oleo sobre cartón
Dimensión
: 34 x 43.5 cm
Año: 2015
Autor: Tania Ruiz
Técnica: Acuarela sobre cartulina
Dimensión : 45 x 28 cm
Año:
2015
Autor:
Eudocio Wong Eredia
Técnica:
Acuarela y rapidrografo sobre cartulina
Dimensión
: 29 x 42 cm
Año: 2015
Artista: Hugo Espinoza
Berzosa
Técnica
: Acrílico sobre lienzo
Dimensión: 40 x 50 cm
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SEXTA EDICIÓN DEL SALÓN DE JUNIO
El SALÓN DE JUNIO MACHALA en esta
sexta edición, el invitado de honor fue Adam Miller, reconocido artista
norteamericano quien exhibió su obra y compartió sus conocimientos artísticos a
través del taller que se dio en el salón. Además expusieron artistas de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Canadá́ y Perú́.
OBRA EXPUESTA
Autor: Adam Miller
Título: Twilight in Arcadia
Técnica: Óleo sobre lino
Dimensión: 182.88x254cm
ADAM MILLER
Lo que este grandioso pintor nos pudo decir que el no piensa mientras pinta, según él la pintura es algo misterioso y mitológico que a veces sucede y otras veces no, le gusta tomarse un vaso de tequila o champagne antes de pintar, escuchar todo tipo de músicas y que su mayor inspiración es su esposa.
CULTURAS DEL ECUADOR
CULTURA VALDIVIA
La cultura conocida como Valdivia vivió entre los años 4000 y 1500 a.n.e. Se extendió a lo largo de los valles fértiles de la costa, la cuenca del Río Guayas y el sur de Esmeraldas.
En la península de Santa Elena, los arqueólogos han reconocido el sitio Real Alto como una de las primeras aldeas o centros urbanos de América. Utilizaron hachas, picos de piedra y azadas de concha y nuevas tecnologías como el manejo de aguas y movimiento de tierras, cultivó principalmente maíz, algodón, achira y fréjol.
Dentro y fuera de las viviendas se desarrollaban actividades de carácter doméstico como la preparación de alimentos, el cultivo de plantas en pequeños huertos familiares, la fabricación de utensilios y herramientas para la caza y la pesca y la confección de diversos tejidos en algodón.
En la península de Santa Elena, los arqueólogos han reconocido el sitio Real Alto como una de las primeras aldeas o centros urbanos de América. Utilizaron hachas, picos de piedra y azadas de concha y nuevas tecnologías como el manejo de aguas y movimiento de tierras, cultivó principalmente maíz, algodón, achira y fréjol.
Dentro y fuera de las viviendas se desarrollaban actividades de carácter doméstico como la preparación de alimentos, el cultivo de plantas en pequeños huertos familiares, la fabricación de utensilios y herramientas para la caza y la pesca y la confección de diversos tejidos en algodón.
Reconocidos como uno de los primeros grupos ceramistas en América, utilizaron técnicas como el acordalado en la fabricación de cerámica en forma de mujer y vasijas decoradas con motivos religiosos que sirvieron tanto para el uso doméstico.
También trabajaron la piedra en la elaboración de distintas herramientas y objetos con representaciones de seres abstractos. La concha tuvo un gran valor simbólico, las piezas elaboradas en este material fueron depositadas en los enterramientos como parte de los ajuares funerarios.
Se puede considerar emparentada con la cultura valdivia, con una clara evolución en el trabajo de la cerámica. Es característica de esta cultura la deformación de los cráneos, en sentido vertical y occipital, deformación que también queda representada en las figuras de cerámica, y que seguramente responde a razones estéticas y a un indicativo de posición social. También son característicos los recipientes con asas en forma de estribo y decoración con bandas rojas.
Por evidencias presentes en dos esqueletos que fueron encontrados en 1962 por los arqueólogos norteamericanos , se ha podido conocer la práctica de la deformación del cráneo en un sentido . Esta manipulación de la forma del cráneo se la practicaba cuando el individuo estaba con vida y con toda seguridad desde sus primeros años.
Se ha podido comprobar que Machalilla mantuvo una importante relación con otras culturas y pueblos lejanos como los de México Occidental, pues se han encontrado vasijas similares a las de esta cultura en el actual estado de Colima, donde habitaba la cultura Capacha, hace aproximadamente 1.500 años a.C.
También su influencia fue notable en la costa peruana entre los años 700 y 800 a.C., llegando a inferirse que existió un intercambio de rasgos culturales entre Tutischainyo y Machalilla. Inclusive, el desarrollo de estudios posteriores permitió aseverar a Donald Lathrap que Machalilla estuvo presente en el desarrollo de las culturas “Chavinoides” del Marañón.
Su alimentación se basó al igual que en Valdivia- principalmente en la agricultura y en el aprovechamiento de los recursos marinos, para lo cual utilizaban, redes para la pesca en la orilla y anzuelos hechos de madreperla para las aguas profundas.
En la cerámica Machalilla se dan interesantes innovaciones tipológicas como la aparición de los recipientes antropomorfos que, sin perder su funcionalidad original, adquieren las sugerentes formas humanas en las que el alfarero captó su propia imagen o la de su grupo social.
Se han identificado hasta 23 formas de recipientes con sus correspondientes variantes, formas que se pueden agrupar en los siguientes tipos: cuencos, ollas, platos, botellas con pico alto y cilíndrico, botellas con asa de estribo.
Algunas figurillas tienen un rostro redondo con una nariz prominente y aguileña. Se nota además la presencia de ojos “granos de café” constituidos por una bolita de barro con una incisión horizontal.
CULTURA MAYO-CHINCHIPE
En excavaciones arqueológicas recientes, se descubrieron varias estructuras de piedra localizadas sobre una terraza fluvial y un camposanto con algunos depósitos funerarios.
Entre los contextos que se excavaron se destacan una hoguera ceremonial con ofrendas, un ordenamiento de piedras en forma de espiral y una tumba de pozo, con la entrada y la galería revestidas de piedras superpuestas, a manera de una segunda espiral.
Dentro de la tumba, como parte del ajuar funerario, se encontraron botellas de asa de estribo y cajas de llipta.
La presencia de materias exóticas dentro de las excavaciones, como conchas marinas del tipo Strombus o turquesas, sugiere que los habitantes del sitio participaron de una amplia red de interacciones con la Costa, la Sierra y la Amazonía occidental.
Entre el 350 ANE. y el 1530 NE. las sociedades
Jama-Coaque habitaron en la costa ecuatoriana desde el cabo de San Francisco
hasta Bahía de Caráquez, principalmente en los valles de Jama y Coaque.
Vivieron en poblados dispersos a lo largo de los valles de los ríos y construyeron
centros urbanos caracterizados por plazas, templos y edificios públicos.
De manera particular construyeron casas-templo de forma rectangular en las que el chamán realizaba ceremonias, ofrendas y atendía a su comunidad.
Su subsistencia dependió del cultivo de una variada cantidad de productos como el maíz, el fréjol, la yuca, el algodón y la calabaza, en las laderas de las colinas y en camellones o campos elevados.
La elaboración en cerámica de una gran cantidad de figuras humanas ricamente ataviadas y seres mitológicos profusamente adornados con serpientes, colmillos de jaguar y ojos de águila; decorados con aplicaciones coloreadas con pigmentos verde, amarillo, negro y blanco, sugiere la importancia que tenía el mundo ritual y ceremonial así como la existencia de una marcada diferenciación social.
La gran variedad de sellos o pintaderas, punzones y torteros nos hace pensar en la importancia y el gran nivel alcanzado en la elaboración de finos y decorados textiles. Los Jama-Coaque fueron además grandes orfebres. Mediante técnicas como el martillado y repujado de láminas de oro, elaboraron narigueras, orejeras, collares y placas colgantes.
En medio de un paisaje predominantemente boscoso, con temporadas secas durante algunas épocas del año, practicaron la agricultura y la pesca como medios de subsistencia.
Los Bahía fueron grandes navegantes. Utilizaron balsas con vela para comunicarse con poblaciones vecinas como Guangala y La Tolita, con quienes compartieron algunas similitudes tecnológicas.
También las usaron para desplazarse hasta la Isla de la Plata, a unos 50 km de tierra firme. En esta isla, los arqueólogos han encontrado objetos de carácter ritual que sugieren que, en el pasado, funcionó como lugar de peregrinaje y centro ceremonial.
En sus enterramientos, depositaron gran cantidad de objetos simbólicos, especialmente figuras de cerámica de gran formato, concha Spondylus y huesos.
El estilo cerámico Bahía se caracterizó por representaciones de animales como la ardilla y el zorro, y por la fabricación de figuras humanas de gran tamaño que parecen chamanes o sacerdotes.
Por lo general, estos personajes se encuentran ricamente adornados con narigueras, orejeras y pectorales; sujetan en sus manos recipientes para cal y portan serpientes en sus cuerpos.
Las comunidades Bahía también trabajaron la piedra, la concha, el hueso y fibras naturales como el algodón con el que hilaron y tejieron finas mantas de uso cotidiano y ritual.
Construyeron sus casas con techo a dos aguas cerca de la playa, de manera ordenada, en grandes extensiones y sobre plataformas rectangulares.
Los pueblos La Tolita vivieron entre el 350 ANE. y
el 350 NE., en la Costa norte del Ecuador a lo largo de la provincia de
Esmeraldas y se extendieron hacia la región de Tumaco en el departamento de
Nariño, en Colombia.
Esta región se caracteriza por ser boscosa, húmeda, por la presencia del manglar, las lluvias abundantes a lo largo del año y una gran variedad de flora y fauna. La atraviesan anchos ríos navegables y numerosas islas en las zonas de desembocadura. Precisamente, en la del río Santiago, se encuentra la isla de La Tolita, cuyo nombre proviene de las tolas allí presentes.
En el pasado, sobre sus cimas se construyeron templos de forma rectangular con techos inclinados y accesos con gradas que fueron usados tanto para el enterramiento como para la vivienda de personajes importantes. En las tumbas, los muertos, extendidos o de costado, llevaban como ajuar gran cantidad de objetos de metal y utilitarios.
Su economía giró en torno al cultivo, en campos elevados, de maíz, calabaza, ají, fréjol y yuca, pero también a la caza de sainos, jaguares, venados, armadillos y zarigüeyas y a la recolección de caracoles, tortugas, iguanas, peces y concha en el manglar.
La cerámica de La Tolita se caracterizó por el uso de una arcilla grisácea y arenosa en la elaboración de cántaros, jarros, vasos trípodes, sahumadores y ralladores de yuca.
Las figuras humanas se destacan por mostrar de forma realista diversas etapas de la vida, actividades cotidianas, figuras de sacerdotes, personajes de la élite y chamanes.
Los orfebres de La Tolita trabajaron el oro, la plata, el cobre y el platino para la elaboración de máscaras, brazaletes, anillos, colgantes, apliques para los labios, narigueras, diademas, alfileres y figuras en forma de jaguar o serpiente.
La isla la Tolita fue considerada como un gran centro ceremonial y el núcleo privilegiado para intercambios con grupos no sólo de la Sierra, sino también de las selvas trasandinas de donde obtenían la obsidiana, el cuarzo, la jadeíta y la esmeralda: piedras de un alto valor simbólico, empleadas en ceremonias y ritos chamánicos.
A juzgar por las representaciones en cerámica y orfebrería, la gente adoraba seres míticos, mitad humano y mitad caimán, jaguar o serpiente, considerados como deidades y espíritus protectores.
Los Guangala habitaron en la península de Santa
Elena, en la actual población de La Libertad, cerca de las desembocaduras de
los ríos y en las lomas de las cordilleras de Chongón y Colonche, entre el 200
ANE. y el 800 NE..
Esencialmente, fueron agricultores de maíz y diversas cucurbitáceas, como el zapallo y la calabaza, y complementaron su dieta con la pesca de crustáceos como el camarón y el cangrejo de aguas profundas, la recolección de mariscos en los manglares y la caza de animales como ciervos, armadillos, tortugas y diversos tipos de monos.
Trabajaron el metal empleando técnicas como el martillado, repujado, fundición y soldadura para la elaboración de anzuelos de cobre, agujas y narigueras.
Son característicos los conchales, profundos depósitos con restos de crustáceos de donde obtenían la materia prima para la elaboración de un sinnúmero de collares, narigueras, apliques y orejeras en diversos tipos de concha como la madre perla y la Spondylus.
Asimismo tallaron la madera tanto para la construcción de canoas como para la elaboración de diversos collares, amuletos y herramientas de trabajo. Para hacerlo, utilizaban varias herramientas como cinceles de cobre arsenical, hachas, raspadores, conchas y cuchillos.
La cerámica, ahumada y de color crema, se caracteriza por una abundante y fina decoración incisa y policroma con motivos geométricos y lineales. Abundan representaciones de la vida silvestre en pequeños formatos que quizás sirvieron para el entretenimiento de sus niños. Los enterramientos presentan ofrendas compuestas por vasos cerámicos, pesas de redes, hachas de piedra, anzuelos, conchas, instrumentos musicales y recipientes para cal.
La cerámica de color negro ahumado contó con superficies muy pulidas, brillantes y decoradas mediante incisiones, escisiones y pastillaje. Entre las principales representaciones, se encuentran estatuillas masculinas y femeninas desnudas que muestran con detalle atuendos típicos y grandes señores generalmente sentados sobre bancos de poder. Se destacaron en la actividad textil. Prueba de ello son las agujas elaboradas en hueso, oro, plata y cobre; los torteros o fusayolas y la diversidad de faldas, camisas cortas y tapa-rabos de varios colores elaboradas en algodón y pelo de llama. También fueron grandes orfebres. Elaboraron piezas martilladas y repujadas como orejeras, narigueras y pectorales.

Entre los
años 400 y 1532 N.E., los grupos Cañari habitaron las actuales provincias de
Azuay y Cañar, desde las cabeceras del nudo del Azuay hasta Saraguro.
Los Cañari estuvieron organizados en señoríos y constituyeron una unidad cultural y lingüística importante.
Desarrollaron una agricultura muy productiva de legumbres, fréjoles y papas; actividad que complementaron con la caza de venados y la domesticación de llamas, cuyes y perros.
En sus enterramientos, los Cañari depositaban objetos elaborados en oro y cobre como narigueras, collares y cascabeles; en piedra, como cuentas de collar, llipteros y piedras de moler, y ofrendas de conchas, ají, algodón y plumas de aves de colores que obtenían mediante el intercambio con las tierras bajas de oriente y occidente.
Adoraron los cerros altos, la luna, las piedras y las lagunas en las que realizaban ceremonias rituales para ofrendar a sus ancestros.
Cuando los Incas llegaron a territorio Cañari, algunos señoríos los enfrentaron, mientras que otros fueron sometidos.

Los
Omaguas o Napo vivieron entre el 1200 y el 1600 N.E.. a lo largo de las riberas
del río Napo y sus principales ríos afluentes.
Existen evidencias de esta cultura en las selvas amazónicas de Ecuador, Perú y Brasil.
Dentro y fuera de sus viviendas, localizadas sobre elevaciones cercanas al río, construidas con hojas de palma y de forma redonda, transcurría buena parte de su vida cotidiana.
Allí, preparaban sus alimentos y tejían canastas para la recolección de frutos silvestres o trampas de río con diferentes fibras vegetales.
Se han hallado volantes de huso o fusayolas en los sitios investigados, éstas seguramente fueron empleadas para hilar.
Elaboraron vasijas de color crema, bastante pesadas y decoradas con figuras humanas y con representaciones negras, rojas y blancas de los animales que adoraban como el jaguar y la anaconda.
Emplearon vasijas de gran tamaño para depositar la chicha elaborada a base de yuca y utilizaban hojas grandes para compartir los alimentos.
La pesca de tambaquí, pirarucú, pirañas y anguilas, así como la caza de aves, monos, armadillos y lagartos constituyeron la base de su dieta alimenticia.
Durante el ritual, los participantes cantaban y bailaban mientras que el chamán consumía yagé, bebida sagrada y preparada a base de ayahuasca con la que realizaba vuelos espirituales y se transformaba en jaguar o anaconda, tomando el poder de estos animales para ayudar a su comunidad.
Los Napo enterraron a sus muertos de manera particular. Cuando una persona moría, dejaban el cuerpo expuesto a la intemperie para que sus partes blandas fueran devoradas por los animales. Luego recogían los huesos, los pintaban y los depositaban en urnas funerarias ricamente decoradas.
CUADRO COMPARATIVO
CULTURA MAYO-CHINCHIPE
Entre los años 2000 y 300 a.n.e., en la actual
provincia de Zamora-Chinchipe, grupos humanos habitaron la ceja de montaña,
específicamente el área correspondiente al cantón Palanda, en las cabeceras del
río Mayo-Chinchipe.
Vivieron en casas de forma redonda, dispuestas alrededor de una plaza central.
Vivieron en casas de forma redonda, dispuestas alrededor de una plaza central.
En excavaciones arqueológicas recientes, se descubrieron varias estructuras de piedra localizadas sobre una terraza fluvial y un camposanto con algunos depósitos funerarios.
Entre los contextos que se excavaron se destacan una hoguera ceremonial con ofrendas, un ordenamiento de piedras en forma de espiral y una tumba de pozo, con la entrada y la galería revestidas de piedras superpuestas, a manera de una segunda espiral.
Dentro de la tumba, como parte del ajuar funerario, se encontraron botellas de asa de estribo y cajas de llipta.
La presencia de materias exóticas dentro de las excavaciones, como conchas marinas del tipo Strombus o turquesas, sugiere que los habitantes del sitio participaron de una amplia red de interacciones con la Costa, la Sierra y la Amazonía occidental.
CULTURA CHORRERA
Entre ls años 950 y 350 ANE., los pueblos Chorrera
ocuparon la Costa del Ecuador y se extendieron dentro del territorio, a lo
largo de las costas del río Guayas y sus ríos tributarios.
Los arqueólogos han identificado restos de esta cultura en el sitio Chorrera, en la provincia del Guayas, y en la población de Salango, en la provincia de Manabí.
El bosque húmedo tropical en el que habitaron les proporcionó los recursos naturales necesarios para desarrollar una intensa actividad agrícola y pesquera. Un gran número de personas dedicó su tiempo al cultivo de maíz, zapallo, yuca, tomate y fréjol.
Su dedicación los condujo a la implementación de una nueva tecnología agrícola: el uso de camellones cerca de los ríos en zonas que se inundaban con gran facilidad. Los camellones o campos elevados de cultivo son acumulaciones de tierra entre las cuales se construyen canales de agua que a su vez sirven como criaderos.
El período en el que estos pueblos se desarrollaron fue de gran comunicación e intercambio entre regiones. Los ríos tributarios del río Guayas les sirvieron como vía principal de comunicación con sus vecinos. Entre sus principales actividades comerciales figura el intercambio de productos agrícolas por piedras, como el cristal de roca y la obsidiana, útiles para la elaboración de adornos y objetos de poder.
Los arqueólogos han identificado restos de esta cultura en el sitio Chorrera, en la provincia del Guayas, y en la población de Salango, en la provincia de Manabí.
El bosque húmedo tropical en el que habitaron les proporcionó los recursos naturales necesarios para desarrollar una intensa actividad agrícola y pesquera. Un gran número de personas dedicó su tiempo al cultivo de maíz, zapallo, yuca, tomate y fréjol.
Su dedicación los condujo a la implementación de una nueva tecnología agrícola: el uso de camellones cerca de los ríos en zonas que se inundaban con gran facilidad. Los camellones o campos elevados de cultivo son acumulaciones de tierra entre las cuales se construyen canales de agua que a su vez sirven como criaderos.
El período en el que estos pueblos se desarrollaron fue de gran comunicación e intercambio entre regiones. Los ríos tributarios del río Guayas les sirvieron como vía principal de comunicación con sus vecinos. Entre sus principales actividades comerciales figura el intercambio de productos agrícolas por piedras, como el cristal de roca y la obsidiana, útiles para la elaboración de adornos y objetos de poder.
CULTURA JAMA-COAQUE

De manera particular construyeron casas-templo de forma rectangular en las que el chamán realizaba ceremonias, ofrendas y atendía a su comunidad.
Su subsistencia dependió del cultivo de una variada cantidad de productos como el maíz, el fréjol, la yuca, el algodón y la calabaza, en las laderas de las colinas y en camellones o campos elevados.
La elaboración en cerámica de una gran cantidad de figuras humanas ricamente ataviadas y seres mitológicos profusamente adornados con serpientes, colmillos de jaguar y ojos de águila; decorados con aplicaciones coloreadas con pigmentos verde, amarillo, negro y blanco, sugiere la importancia que tenía el mundo ritual y ceremonial así como la existencia de una marcada diferenciación social.
La gran variedad de sellos o pintaderas, punzones y torteros nos hace pensar en la importancia y el gran nivel alcanzado en la elaboración de finos y decorados textiles. Los Jama-Coaque fueron además grandes orfebres. Mediante técnicas como el martillado y repujado de láminas de oro, elaboraron narigueras, orejeras, collares y placas colgantes.
CULTURA BAHÍA
Las comunidades Bahía vivieron entre el 450 ANE. y
el 700 NE.. en la Costa del Ecuador y se extendieron desde Bahía de Caráquez
hacia el sur.
En medio de un paisaje predominantemente boscoso, con temporadas secas durante algunas épocas del año, practicaron la agricultura y la pesca como medios de subsistencia.
Los Bahía fueron grandes navegantes. Utilizaron balsas con vela para comunicarse con poblaciones vecinas como Guangala y La Tolita, con quienes compartieron algunas similitudes tecnológicas.
También las usaron para desplazarse hasta la Isla de la Plata, a unos 50 km de tierra firme. En esta isla, los arqueólogos han encontrado objetos de carácter ritual que sugieren que, en el pasado, funcionó como lugar de peregrinaje y centro ceremonial.
En sus enterramientos, depositaron gran cantidad de objetos simbólicos, especialmente figuras de cerámica de gran formato, concha Spondylus y huesos.
El estilo cerámico Bahía se caracterizó por representaciones de animales como la ardilla y el zorro, y por la fabricación de figuras humanas de gran tamaño que parecen chamanes o sacerdotes.
Por lo general, estos personajes se encuentran ricamente adornados con narigueras, orejeras y pectorales; sujetan en sus manos recipientes para cal y portan serpientes en sus cuerpos.
Las comunidades Bahía también trabajaron la piedra, la concha, el hueso y fibras naturales como el algodón con el que hilaron y tejieron finas mantas de uso cotidiano y ritual.
Construyeron sus casas con techo a dos aguas cerca de la playa, de manera ordenada, en grandes extensiones y sobre plataformas rectangulares.
CULTURA LA TOLITA-TUMACO

Esta región se caracteriza por ser boscosa, húmeda, por la presencia del manglar, las lluvias abundantes a lo largo del año y una gran variedad de flora y fauna. La atraviesan anchos ríos navegables y numerosas islas en las zonas de desembocadura. Precisamente, en la del río Santiago, se encuentra la isla de La Tolita, cuyo nombre proviene de las tolas allí presentes.
En el pasado, sobre sus cimas se construyeron templos de forma rectangular con techos inclinados y accesos con gradas que fueron usados tanto para el enterramiento como para la vivienda de personajes importantes. En las tumbas, los muertos, extendidos o de costado, llevaban como ajuar gran cantidad de objetos de metal y utilitarios.
Su economía giró en torno al cultivo, en campos elevados, de maíz, calabaza, ají, fréjol y yuca, pero también a la caza de sainos, jaguares, venados, armadillos y zarigüeyas y a la recolección de caracoles, tortugas, iguanas, peces y concha en el manglar.
La cerámica de La Tolita se caracterizó por el uso de una arcilla grisácea y arenosa en la elaboración de cántaros, jarros, vasos trípodes, sahumadores y ralladores de yuca.
Las figuras humanas se destacan por mostrar de forma realista diversas etapas de la vida, actividades cotidianas, figuras de sacerdotes, personajes de la élite y chamanes.
Los orfebres de La Tolita trabajaron el oro, la plata, el cobre y el platino para la elaboración de máscaras, brazaletes, anillos, colgantes, apliques para los labios, narigueras, diademas, alfileres y figuras en forma de jaguar o serpiente.
La isla la Tolita fue considerada como un gran centro ceremonial y el núcleo privilegiado para intercambios con grupos no sólo de la Sierra, sino también de las selvas trasandinas de donde obtenían la obsidiana, el cuarzo, la jadeíta y la esmeralda: piedras de un alto valor simbólico, empleadas en ceremonias y ritos chamánicos.
A juzgar por las representaciones en cerámica y orfebrería, la gente adoraba seres míticos, mitad humano y mitad caimán, jaguar o serpiente, considerados como deidades y espíritus protectores.
CULTURA GUANGALA

Esencialmente, fueron agricultores de maíz y diversas cucurbitáceas, como el zapallo y la calabaza, y complementaron su dieta con la pesca de crustáceos como el camarón y el cangrejo de aguas profundas, la recolección de mariscos en los manglares y la caza de animales como ciervos, armadillos, tortugas y diversos tipos de monos.
Trabajaron el metal empleando técnicas como el martillado, repujado, fundición y soldadura para la elaboración de anzuelos de cobre, agujas y narigueras.
Son característicos los conchales, profundos depósitos con restos de crustáceos de donde obtenían la materia prima para la elaboración de un sinnúmero de collares, narigueras, apliques y orejeras en diversos tipos de concha como la madre perla y la Spondylus.
Asimismo tallaron la madera tanto para la construcción de canoas como para la elaboración de diversos collares, amuletos y herramientas de trabajo. Para hacerlo, utilizaban varias herramientas como cinceles de cobre arsenical, hachas, raspadores, conchas y cuchillos.
La cerámica, ahumada y de color crema, se caracteriza por una abundante y fina decoración incisa y policroma con motivos geométricos y lineales. Abundan representaciones de la vida silvestre en pequeños formatos que quizás sirvieron para el entretenimiento de sus niños. Los enterramientos presentan ofrendas compuestas por vasos cerámicos, pesas de redes, hachas de piedra, anzuelos, conchas, instrumentos musicales y recipientes para cal.
CULTURA MANTEÑO-HUANCAVILCA
Los Manteño-Guancavilca vivieron entre el 1100 al
1520 n.e. a lo largo de la Costa ecuatoriana, desde la isla Puná, frente al
golfo de Guayaquil, hasta Bahía de Caráquez.
Su principal modo de subsistencia fue el cultivo de yuca, maíz, maní, tomates, ají, piña, aguacate y zapallo en camellones o campos elevados; la caza de diferentes animales como el venado y el saíno; y la cría doméstica de llamas y patos.
Asimismo, el mar, los esteros y el manglar les proveyeron de conchas, caracoles, crustáceos y peces.
Gracias a la construcción de grandes embarcaciones en palo de balsa, la llamada “liga de mercaderes” logró cubrir amplias rutas comerciales en las que intercambiaba bienes suntuarios como textiles, conchas Spondylus y adornos de madreperla por lapislázuli, turquesa y cobre.
Existieron grandes señoríos distribuidos en poblados dispersos gobernados por una autoridad central. En las antiguas poblaciones de Jocay, hoy conocida como Manta, Agua Blanca, Cerro Jaboncillo y Cerro de Hoja, construyeron casas de madera de diversos tamaños con techos de paja u hojas de palma, terraplenes y grandes centros ceremoniales, todas sobre basamentos de piedra. En estos sitios se han encontrado numerosos vestigios en piedra como las características sillas en forma de U y las estelas.
Su principal modo de subsistencia fue el cultivo de yuca, maíz, maní, tomates, ají, piña, aguacate y zapallo en camellones o campos elevados; la caza de diferentes animales como el venado y el saíno; y la cría doméstica de llamas y patos.
Asimismo, el mar, los esteros y el manglar les proveyeron de conchas, caracoles, crustáceos y peces.
Gracias a la construcción de grandes embarcaciones en palo de balsa, la llamada “liga de mercaderes” logró cubrir amplias rutas comerciales en las que intercambiaba bienes suntuarios como textiles, conchas Spondylus y adornos de madreperla por lapislázuli, turquesa y cobre.
Existieron grandes señoríos distribuidos en poblados dispersos gobernados por una autoridad central. En las antiguas poblaciones de Jocay, hoy conocida como Manta, Agua Blanca, Cerro Jaboncillo y Cerro de Hoja, construyeron casas de madera de diversos tamaños con techos de paja u hojas de palma, terraplenes y grandes centros ceremoniales, todas sobre basamentos de piedra. En estos sitios se han encontrado numerosos vestigios en piedra como las características sillas en forma de U y las estelas.
La cerámica de color negro ahumado contó con superficies muy pulidas, brillantes y decoradas mediante incisiones, escisiones y pastillaje. Entre las principales representaciones, se encuentran estatuillas masculinas y femeninas desnudas que muestran con detalle atuendos típicos y grandes señores generalmente sentados sobre bancos de poder. Se destacaron en la actividad textil. Prueba de ello son las agujas elaboradas en hueso, oro, plata y cobre; los torteros o fusayolas y la diversidad de faldas, camisas cortas y tapa-rabos de varios colores elaboradas en algodón y pelo de llama. También fueron grandes orfebres. Elaboraron piezas martilladas y repujadas como orejeras, narigueras y pectorales.
CULTURA CAÑARIS
Los Cañari estuvieron organizados en señoríos y constituyeron una unidad cultural y lingüística importante.
Desarrollaron una agricultura muy productiva de legumbres, fréjoles y papas; actividad que complementaron con la caza de venados y la domesticación de llamas, cuyes y perros.
En sus enterramientos, los Cañari depositaban objetos elaborados en oro y cobre como narigueras, collares y cascabeles; en piedra, como cuentas de collar, llipteros y piedras de moler, y ofrendas de conchas, ají, algodón y plumas de aves de colores que obtenían mediante el intercambio con las tierras bajas de oriente y occidente.
Adoraron los cerros altos, la luna, las piedras y las lagunas en las que realizaban ceremonias rituales para ofrendar a sus ancestros.
Cuando los Incas llegaron a territorio Cañari, algunos señoríos los enfrentaron, mientras que otros fueron sometidos.
CULTURA NAPO

Existen evidencias de esta cultura en las selvas amazónicas de Ecuador, Perú y Brasil.
Dentro y fuera de sus viviendas, localizadas sobre elevaciones cercanas al río, construidas con hojas de palma y de forma redonda, transcurría buena parte de su vida cotidiana.
Allí, preparaban sus alimentos y tejían canastas para la recolección de frutos silvestres o trampas de río con diferentes fibras vegetales.
Se han hallado volantes de huso o fusayolas en los sitios investigados, éstas seguramente fueron empleadas para hilar.
Elaboraron vasijas de color crema, bastante pesadas y decoradas con figuras humanas y con representaciones negras, rojas y blancas de los animales que adoraban como el jaguar y la anaconda.
Emplearon vasijas de gran tamaño para depositar la chicha elaborada a base de yuca y utilizaban hojas grandes para compartir los alimentos.
La pesca de tambaquí, pirarucú, pirañas y anguilas, así como la caza de aves, monos, armadillos y lagartos constituyeron la base de su dieta alimenticia.
Durante el ritual, los participantes cantaban y bailaban mientras que el chamán consumía yagé, bebida sagrada y preparada a base de ayahuasca con la que realizaba vuelos espirituales y se transformaba en jaguar o anaconda, tomando el poder de estos animales para ayudar a su comunidad.
Los Napo enterraron a sus muertos de manera particular. Cuando una persona moría, dejaban el cuerpo expuesto a la intemperie para que sus partes blandas fueran devoradas por los animales. Luego recogían los huesos, los pintaban y los depositaban en urnas funerarias ricamente decoradas.
CUADRO COMPARATIVO